El alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, participó ayer en un foro celebrado en Valencia sobre la Europa Mediterránea. Conferencia, la suya, en la que el hilo conductor fue el concepto de comarcalidad. Antes de su discurso, Grimalt, fue presentado por el Secretario Autonómico de la Agencia Valenciana de Turismo, Francesc Colomer, quien siempre tiene buenas palabras para la ciudad de Dénia y para este proyecto gastronómico.

Partiendo de la base de que la Marina Alta es una especie de país dentro de la Comunidad Valenciana, el alcalde no olvidó hacer un repaso por algunas de las reivindicaciones históricas como la del tren, poniendo como ejemplo que a veces cuesta más llegar a Alicante o Valencia por tierra, que a las islas por mar. Y a pesar de que el territorio esta «maltratado con las infraestructuras viarias», el proyecto gastronómico sigue siendo una oportunidad.

Sin duda, la gastronomía elevada al grado universitario en Dénia como unos de los grandes objetivos, fue donde más se detuvo el alcalde, y en el transcurso de ese desayuno, anuncio un convenio con la Universidad de Alicante para hacer estudios de grado y post grado de Ciencias Gastronómicas en Dénia a partir del curso 2018-2019.

Diariamente en la comarca se sirven cerca de 20 mil cubiertos, riqueza hostelera, y un sector que durante la crisis fue el único que generó puestos de trabajo, según apuntaba el alcalde.  Por todo ello, señalaba a la gastronomía como punto de encuentro «para consolidar relaciones económicas y sociales basadas en el turismo sostenible» y en ese sentido hizo un llamamiento al sector privado que junto con el público deben ir de la mano «para afrontar y financiar estas acciones».

Grimalt, reconoció que en Dénia y en la Marina Alta «se come muy bien» y prueba de ello es que de las 20 estrellas Michelín que hay en toda la Comunidad Valenciana, 8 pertenecen a la Marina Alta, después también de que hace unas semanas se produjera una lluvia de soles por la Guía Repsol.

Al finalizar su ponencia en turno de preguntas, el alcalde fue preguntado por la fiesta de Bous a la Mar y en su respuesta defendía, como valora la declaración de interés turístico nacional, la fiesta por su carácter absolutamente incruento.