Estos días, la Consellería de Medio Ambiente ha confirmado que Dénia se ha consolidado como uno de los enclaves principales de avistamiento de cetáceos y además, ya, en cualquier época del año. La ballena de la especie RORCUAL común ya es una habitual. Esto no puede pasar desapercibido. Y comento esto porque me ha venido a la mente enumerar las posibilidades que Dénia atesora. Sumemos la Reserva Marina, el Parque Natural del Montgó, una naviera como Balearia y su estación marítima, el Puerto Marina de Dénia, los deportes náuticos, la misma Sala Condado, ¿porqué no?, y rematemos con la gastronomía y el reconocimiento de la UNESCO. Vamos, que si ahora no logramos la desestacionalidad, da a luz y funde los plomos. Lo que aporte el Plan General va a ser determinante, sí, pero a largo plazo. Ahora toca mejorar la circulación viaria y sobre todo la limpieza. En este terreno no bajar la guardia para nada. Se constata, de que desde Fallas los fines de semana estamos llenando. Y llega el tiempo de playas. Las barreras de algas que seguramente han servido de parapeto al temporal al menos ligeramente, pueden haber estado bien, pero reconozcamos que todo el mundo no lo entiende y que tal vez baño no, pero playa sí y ya es hora de ponerlas en estado de revista y revisar los regachos. Hay un contrata y cara, pero esto es tan sagrado como el sol para acompañar todo lo expuesto. Insisto, si ahora, no estamos a la altura que no somos merecedores de la condición de ciudad turística puntera.