Pangel Albi: Una tarta amarga

24 de marzo de 2017
24 de marzo de 2017

Hoy se reúnen los preclaros hombres que nos representan en Europa. Y lo hacen para celebrar los 60 años de Unión. Y ¿cómo lo vamos a celebrar nosotros?. Desde luego no con la hipocresía con la que ellos lo van a hacer. Porque han sido capaces en estos años, sobre todo en los últimos gestionando la crisis, de pu….pena. Hasta el punto que, yo no sé vosotros, pero a mí, esa euopeidad tan ansiada se ha ido diluyendo y de qué manera. Esperaba que llegarían consignas de protección de los más débiles económicamente hablando, de los dependientes, de los pensionistas, al menos de los españoles, muchos de ellos por debajo del umbral de la pobreza. Pero no. Han sido capaces de gestionar el crecimiento de movimientos extremistas, populistas y xenófobos. De repetir hasta la saciedad la palabra ajustes de cinturón y acabar apostando por dos velocidades según países. De matar a las clases medias. Capaces eso sí, de procurarse un estatus que ha llevado a uno de los eurojefes a decir que nuestros representantes se gastan la pasta en mujeres y copas, que odian viajar en clase turística y un largo etcétera de lo más bochornoso. Y los nuestros sacando pecho por un país que tiene contrastado uno de cada tres niños en riesgo de exclusión o sea un 36 por ciento de familias que no pueden hacer frente a sus gastos corrientes. Que estos días se escudan en que el gasto en pensiones (las bajas de Europa) ha subido un tres por ciento, preparándose para justificar su impago. ¿Cuánto han subido o mantienen otras partidas presupuestarias nada básicas?. Para qué seguir. Simplemente acabar diciendo, que les aproveche esa tarta y si pillan unas “cagaleras”, en el avión de regreso a sus países, en bussines hay servicio a un metro y con papel de seda.