Desde que el equipo sale a calentar y sobre todo en su paseíllo de salida al campo, nada que ver como antaño, ya se nota que este ambiente puede condicionar al equipo, que sin embargo en el cómputo del encuentro se entrega. Pero el peso de la situación económica se refleja en el ambiente ante una grada que fue más nutrida con el horario de las 12 de la mañana.

Se vio de salida que el equipo que marcase iba a llevarse los puntos. Tal era la igualdad. Pero delante, el Dénia,  tenía un rival digno aspirante a la promoción. Buen estratega y sobretodo muy superior a los locales en lo físico.

De entrada un nuevo handicap en defensa porque Ferrán se lesionó el viernes en el entrenamiento y para más inri a los pocos minutos le ocurrió a Keko. Con Nico, ese no era un inconveniente grave. Y menos cuando después de una primera mitad muy igualada y sin apenas ocasiones ni goles, al cuarto de la reanudación, un saque de esquina lo cabeceó inapelable Arthur. La alegría duró unos 10 minutos porque también a balón parado con jugada de estrategia visitante que colocó a tres jugadores a la derecha de Chri, uno de ellos libre de marca, sólo tuvo que ver el hueco que había para hacer lo más fácil: marcar el gol del empate.

Fue cuando el técnico arriesgó sacando a un Panucci aún no al cien por cien y pudo ser la clave del partido cuando en una contra arrancando perfectamente sólo, el línea levantó la bandera mirando al otro atacante del Dénia que le  acompañaba escorado en banda. Fue un error de bulto que pudo haber significado la victoria dianense. Pero ni hay Var, ni líneas ni colegiados de altura en esta categoría.

El resto del encuentro se jugó a la deseperada por parte del Dénia y frente al oficio de un equipo muy completo y con el trabajo a realizar aprendido a la perfección.

Diríamos que es un empate y ya está, un punto, pero el ambiente anímico no invita a ser optimistas de cara al futuro.