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8 de febrero de 2017
8 de febrero de 2017

Ser Alcalde o Alcaldesa no debe ser fácil indudablemente. Si lo eres, estás en el punto de mira y sufres el mayor desgaste de todos los miembros que componen una corporación. Para ser Alcalde no hace falta pasar unas oposiciones, ni siquiera estar muy preparado. No hay normativa que obligue, tampoco a los altos cargos. Por eso y para eso teóricamente están los técnicos y los asesores. Pero sin duda, un Alcalde o Alcaldesa debe serlo y no parecerlo. Debe prepararse cada día para afrontar lo innumerables problemas que una ciudad conlleva. Debe tener imagen de cara a los que sólo miran la apariencia y les importa poco la efectividad de su trabajo. Esto es curioso. En Dénia, Sebastiá, selló una forma que en aquel entonces resultó la favorita del votante, la de la “palmaeta al carrer”. En este sentido, el vaivén ha sido más que llamativo. Miguel Ferrer pasó sin pena ni gloria. Era la cara B del que fuera Alcalde por UPV. Si sonreía la falsedad le delataba de inmediato y si no lo hacía su porte de despiste sumaba en su cuota de antipatía. Además salir del despacho no era lo suyo. Con Paqui Viciano, se rompió la tendencia. Preparada sin duda, la que más, honrada sin mancha posible. Tardó en sonreír. Tampoco le iba la calle. Encima no tuvo al mejor consejero en el terreno urbanístico de ladrillos turbulentos. Ana Kringe. Su aval, la simpatía y naturalidad. ¿Sus errores?, principalmente vivir muy en la distancia la calle y apoyarse demasiado en las creencias del voto festero. Le faltó asesoramiento o no comulgó con ello. Esto es de cosecha propia. Me queda Grimalt. Sí, de aspecto huraño para muchos, dependiente de farmacia. Pero ha sabido conjugar su personal modo de pensamiento y creencias y lo que más juega a su favor, se ha llevado a la alcaldía su conocimiento callejero, su realismo sobre los verdaderos problemas de la ciudad, los más cercanos. Y eso, sumado al progreso en sus conocimientos de lo que solemos decir, un poco de todo, le dan un buen aval, pese a quienes argumentan que debería “tragar” con algunas posturas con las que no comulga. Gestión y no comunión. Espero, como un día dijo Ximo Marzá al dimitir de concejal, que no caiga en lo sucumbe la mayoría, llegar a la Casa Consistorial y comenzar a pensar y actuar contrariamente a cuando uno es ciudadano de a pié.