Que yo recuerde y en el recuerdo me sitúo en los 35 años de experiencia radiofónica, Dénia no conoce época que no haya estado patas arriba. Afortunadamente, ahora las cosas se hacen mejor. Y cuando digo ahora, haablo de los últmos años. Porque ¿quien no ha sufrido y contado a sus allegados que aquí éramos expertos en abrir tres veces la misma zaanja porque a los “catedráticos” se les olvidaba o no pensabaan en que todo se podía hacer de una vez. Luego, mejoramos, pero de obras siempre íbamos bien servidos con el cabreo consiguiente y la pedrada en nuestro tejado al seguir con ellas en pleno verano. Este sigue siendo el debate con ramificaciones a izquierda y derecha.
Ahora hay obras en marcha que aseguran no se pueden aplazar porque se podría perder el dinero de la financiación. Y si es así, que lo parece, pediríamos que se mirase por el nativo y el visitante y no se realicen como otra cualquiera en la que todo se invade y todo queda sin alguna protección que al menos no nos eche hacia atrás. La verdad, es que nunca he entendido que no se obligue a una adjudicataria a asfaltar todo el tramo de calle en la que se actúe. Fijaos en que no hay calle que no tenga el firme como la cuatribarrada pero en negro y gris. Y el debate siempre es bueno, pero por ejemplo, el de la estación de autobuses provisional, yo prefiero mirar un poco más adelante y ver de una vez la Plaza de Archiduque Carlos libre de Autobuses. Y por favor, recordadle, queridos mandatarios al arquitecto de turno, que mejor copiar que no inventar. Porque el inventario de inventos nos ha salido caro. Así que si tenemos que tener paciencia, la tendremos, pero porque al final quien se beneficie sea el ciudadano porque aumente su calidad de vida. Esto es lo importante, lo demás, minucias del día a día.