Pangel Albi: «De coches, drogas y alcohol»

8 de mayo de 2017
8 de mayo de 2017

Creo sinceramente que no ha lugar al debate creado en las redes sociales a raíz del terrible suceso con el saldo de dos ciclistas muertos y tres familias destrozadas. Sí, tres. Las de los dos fallecidos y la de la joven causante de la tragedia. Porque esa es otra, las consecuencias morales, sicológicas y económicas que le espera a la familia de la homicida. No voy a llamarla asesina a pesar de haber sido la palabra más usada, me guardo para mis adentros el calificativo. El debate al que me refiero es el que implica a los ciclistas en maniobras, provocativas. Lamentablemente, nuestras carreteras nunca han estado diseñadas para las bicicletas. Es más, nuestras ciudades tampoco, más bien la proliferación de carriles bici se ha debido en la mayoría de las veces a una cuestión de imagen política. Pero de ahí a mezclar en el debate el comportamiento de esa gente que sale el domingo a disfrutar de la naturaleza, el compadreo y el deporte, es demasiado atrevido e inapropiado.
Hace bien poco, una de las familias más conocidas de Dénia vivió una tragedia parecida. Estamos a la cola de Europa en conciencia de lo que representa el coche, el alcohol y las drogas. Nos quejamos a veces de que nos han denunciado por tomar dos copas tras una cena o una comida. Quizá incluso sea censurable el que los controles se realicen en horas nada comparables a las que acaba una fiesta. Pero en el fondo subyace el que todavía no es masivo: el comportamiento que nos da conciencia que no podemos conducir si hemos bebido. En el caso de algunos jóvenes, lo peor es que esa conciencia no la poseen ni se la espera. Demasiado alcohol, demasiadas drogas, demasiados jóvenes que no saben divertirse sin estos dos elementos y demasiado drama detrás y delante. España ha corrido mucho. La libertad nos ha costado conseguirla, el libertinaje, todo lo contrario, y con él la permisividad sobre botellones, consumo en la calle y un largo etcétera que encima están penados por ley. Y ¡ojo! No sólo esto es privativo de los jóvenes. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Pero se controlan auténticas chorradas y esto que ha pasado, que no es ni más ni menos, que utilizar un “arma” en condiciones tendentes a lo peor, seguramente mucho menos.