Pangel Albi: «Catalanes en la Marina Alta». Esta opinión puede herir la sensibilidad de los intolerantes.

5 de octubre de 2017
5 de octubre de 2017

¿Qué pasa con los catalanes que viven en la Marina Alta y como todos nosotros aman esta tierra pero también a la que les vio nacer?. ¿Por un momento os habéis detenido a pensar en ellos?. Las bromas de los wahtsapps, en muchísimos casos, no tienen nada de broma, son una ofensa para esta gente. Pero incluso no nos damos cuenta de que lo son también incluso para las fuerzas de seguridad que están para proteger, no para atacar como lamentablemente lo desean algunos, pocos, afortunadamente. Ya sé que antes de continuar he de plantear que lo que ha ocurrido con la Generalitat es una de las patochadas más ridículas que uno ha visto en su vida. Hoy mismo, los observadores europeos han subrayado algo así como que el referendum «vinculante» no es ni de lejos más válido que el que se pueda realizar en le País más tercermundista. Aquel político que desdeña la opinión de tres millones de personas por supuesto que está desacreditado para ejercer como tal. Y ahora vamos con los peros. Primero, si hay un orden Constitucional, por cierto que emana de una Constitución que está pidiendo a gritos una reforma, y por su mandato no se puede validar la votación por la independencia, pregunto, ¿porqué en aras a evitar lo que se vio el 1-O, no actúas anulándolo, declarándolo no vinculante a ojos de toda Europa que nos observaba y ha acabado repartiéndonos cera, más que corriendo detrás de unas ridículas urnas de cartón?. No desafío con desafío. A ver quien la tiene más grande, que decía aquel. Oye ¿quieren votar (no hubiera ganado el sí)?, pues que voten. No va a servir de nada. Pero no. De los referéndums que sí se realizan para otras historias, sí mucho menos trascendentes, nadie dice nada. El otro día sin ir más lejos, una concejala lo pedía para Jesús Pobre. ¿Qué hemos conseguido?. Bueno lo de Rajoy es previsible, sólo aparece cuando es tarde. Del Ministro del Interior, para qué hablar. Le gusta jugar a los soldaditos. Y nos faltaba el Rey, que olvidadizo, no recuerda siquiera el trato que Barcelona le dio a su padre. Ni una palabra de concordia ni llamada al diálogo. A ver y ¿porqué jugamos a decir que somos los más demócratas del mundo y no aceptamos que haya gente que se sienta republicana, agnóstica, nacionalista, masón o lo que le dé gana mientras se imponga por encima el respeto a los demás, que bastantes problemas tenemos en la vida diaria. Que se muere un niño en el mundo cada 30 segundos. Sí ya sé que he dicho respeto y que no se ha respetado la Constitución que eligió ir a medias con las Autonomías y lo que se queda a medias no va a ninguna parte. Pero que a palos no se consigue ese objetivo. Los políticos están para dialogar. Se les paga para trabajar y fomentar el entendimiento y la concordia y sobre todo para trabajar, que hay mucho manta en esa clase.Y si no son capaces de solucionar esto unos y otros por las buenas y el diálogo, no les votemos jamás. Tengan el color que tengan.
Todo este rollo, se me ha ocurrido pensando en mis amigos catalanes que viven en Dénia y están desolados viendo y leyendo lo que estamos viendo y leyendo.Acabo con esta cita de Jorge Albi:

Digámoslo claro….el problema es la falta de educación que lleva a una sociedad a ser simple, previsible, primaria, primitiva, fanática e intolerante.
Los que somos “minoría de las minorías”, vivimos desde hace años un coñazo social/existencial provocado por ciertas “minorías” y por las “mayorías silenciosas o parlanchinas”.
El cerebro es una parte importantísima que se utiliza muy poco. Estamos contaminados por tantos “lugares comunes” y tantos “confines heredados” que somos incapaces de establecer el más mínimo juicio analítico y racional sobre los acontecimientos.
Hablamos de todo sin saber de casi nada.
Quédense con sus orgullos, con sus banderas, con sus gritos, pero por favor…déjenme en paz, no cuenten conmigo.