Fueron dos horas de un trajín increíble. Desde el Restaurante Mena hasta Ca Nano, el circular de vehículos fue constante, tanto como las colas y los embudos y mucho más la imposibilidad de encontrar un rincón donde dejar el coche. El fenómeno del anunciado eclipse lunar atrajo a centenares de vehículos y personas, muchas decepcionadas porque a la hora anunciada, nada se veía en el firmamento. Pasadas las diez, comenzaron a sacar los móviles y cámaras cuando una claridad no identificada asomaba por el Cabo de San Antonio. Casi media hora más tarde, la luna ya apareció sobre la noche brumosa manchada de negro mientras marte a «poca» distancia brillaba enormemente, casi tanto como Venus al que había que mirar hacia el Montgó. Poco a poco la luna fue recuperando su color lumínico brillante mientras Marte pasaba a un segundo plano, hasta que la luna quedó llena como una noche cualquiera. En definitiva, un espectáculo menos de lo previsto que volverá a repetirse en unos 10 años.